jidaigekipedia.comDescarriadosLa undécima entrega de Sleepy Eyes of Death la dirige Kimiyoshi Yasuda el mismo año de Zatoichi and the Fugitives. Ambas películas tienen un nivel bastante parejo si se comparan con otros títulos de sus respectivas sagas, pero hay una diferencia abismal en la cantidad de acción presente en el metraje. Es como si el director hubiera puesto a descansar al bonachón de Zatoichi para dar una buena parte de su trabajo al impasible Nemuri.
Sinopsis: dos hijos bastardos del Shogun Ienari viven aislados en un castillo remoto, aterrando a los pobres aldeanos sobre los que realizan terribles experimentos y torturas. Un día sus siervos se topan con Nemuri cuando intentan llevarse a Hyogo, el hijo adoptivo de un buen amigo suyo. El maestro del Corte de Luna Llena acaba acompañando a los secuaces hasta el castillo de los jóvenes descarriados, donde descubre sus macabras prácticas.
Desde el principio se presenta una discrepancia de base con la historia conocida del protagonista, puesto que se dice que acudió al pueblo a enterrar a su madre cuando tenía quince años. Siempre habíamos entendido que su muerte tuvo lugar cuando él apenas era un bebé, y de hecho es eso lo que mostró Kazuo Ikehiro en la introducción de A Trail of Traps. Otro ejemplo que se me ocurre es el diálogo de Nemuri en Sword of Villany, en el que afirma no haber conocido a su madre.
El castillo donde se desarrolla buena parte de la historia no está tan lejos de Edo, por lo que las referencias a lo remoto del lugar describen más bien su aislamiento de la civilización. Es este factor el que permite al director crear una especie de mundo aparte entre las paredes que lo levantan, parecido al que vimos en The Mask of the Princess. Curiosamente el feudo de Kofu (Kai), en el que se encuentra, era junto con Sunpu (Suruga) el más importante de los gobernados directamente por el Shogunato en aquellos días.
Como decía en la introducción, la acción devora gran parte del metraje. Al protagonista le tienden tantas trampas que A Trail of Traps empieza a parecernos desmerecedora de su título. En una de ellas demuestra por fin que es vulnerable, debatiéndose durante unos minutos entre la vida y la muerte. Las secuelas de ese ataque añaden diversidad al abanico de coreografías, ya que Nemuri se ve obligado durante un tiempo a empuñar la katana con la izquierda. Al margen de eso no ha habido nada que me llamara especialmente la atención.
In the Spider’s Lair es la penúltima y más cruenta de las entregas protagonizadas por Raizo Ichikawa. Una vez más la prole del Shogun Ienari nos sorprenderá con su locura y su perversión para asegurarnos pasar un rato de oscuro entretenimiento.