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El fluir del tiempoLa versión de
Shinsengumi que comento hoy está dirigida por Yasushi Sasaki. Si bien no es de los directores más conocidos del jidai-geki, los aficionados al género seguramente comprueben que han visto varias de sus obras. Puedo mencionar por ejemplo
Lord Mito,
Bored Hatamoto, la trilogía
The Seven Vows, o
Warrior's Flute. En el elenco de protagonistas destacan tres clásicos: Ryotaro Otomo, Chiyonosuke Azuma, y Chiezo Kataoka.
No sé muy bien lo que pretendía el director con esta cinta. Algunas películas del Shinsengumi son fieles a la historia real, mientras que otras sólo utilizan a la milicia para introducir a personajes ficticios. La de Sasaki no acaba de dejarme claro qué es lo que hace. Todos los protagonistas son reales, por lo que la segunda opción queda descartada. Sin embargo, el desarrollo histórico es un auténtico caos sin sentido aparente, con eventos que se solapan o directamente alteran la cronología, lo que tampoco la hace encajar del todo en el primer grupo.
Este título no es desde luego para principiantes. Muchos de los sucesos pasan desapercibidos u ocultos en diálogos tremendamente ambiguos. De las conversaciones iniciales podemos extraer que la trama comienza con la derrota del clan Choshu frente a las potencias extranjeras, y con su posterior expulsión del Palacio Imperial ante la intervención de Aizu y Satsuma en Septiembre de 1863. Las incoherencias cronológicas no tardan en aparecer. Seki (que a todas luces es Kashitaro Ito) planteó su salida del grupo en 1866, mucho después de Ikedaya, y Kondo se la negó. La separación efectiva se produjo en 1867, cuando se le nombró Guardián de la Tumba Imperial y se cambió el nombre por el de Ito Settsu. De hecho, Heisuke Todo, el dramático personaje secundario, estuvo presente en la célebre posada como parte del contingente Shinsengumi, como deja constancia un escrito de Shinpachi Nagakura en el que dice que sufrió una herida en el hombro.
Otra de las fallas está en la caracterización de Isami Kondo. En lo personal me resulta insufrible cuando se endiosa a un hombre y se le convierte en una especie de ser divino que ralentiza el tiempo a su alrededor mientras se toma la vida con filosofía. Es irónico que el personaje real hiciera todo lo contrario que el ficticio; negara la separación del grupo de Ito y además le asesinara después de invitarle cordialmente a casa de su amante.
Si para algo me ha servido este visionado es para refrescar mi interés por la milicia, que me lleva a fijarme en detalles a menudo ignorados. Por ejemplo, al poco de empezar hay un hecho tan irrelevante en la trama como significativo en la realidad; Hijikata le dice a Todo que el estilo Hokushin Itto es inferior al Tennen Rishin. Es un comentario anecdótico que sin embargo marca una separación entre los seguidores de ambas escuelas; Yamanami, Todo e Ito en la primera, Kondo, Hijikata y Okita en la segunda. Estos grupos acabarían por enfrentarse con el paso de los años.
La última curiosidad a la que voy a hacer referencia es a la forma en que el Shinsengumi supo del plan para incendiar Kioto. En la película es Somegoro quien se entera y luego informa a la milicia. En las crónicas, por el contrario, se dice que fue Shuntaro Furudaya (Masuya en la ficción) quien confiesa después de someterle a tortura.
La acción está bien rodada. El comienzo del enfrentamiento en Ikedaya es una maravilla, con un trávelin lateral en el que los trajes azules penetran como una ola de destrucción en la posada. Una lucha legendaria que continuó en los patios y los tejados. El clímax solo se rompe cuando aparece Kondo en escena con su parsimonia infinita y se dedica a jugar a las posturas con sus rivales.
Nada más que añadir a este comentario que por sí solo da una idea de lo mala que me ha parecido
Shinsengumi de Sasaki. De todas formas no descarto que pueda gustarle a algún aficionado generoso.