Bueno, bueno, a Sono no podemos negarle convicción e insistencia a la hora de plantear su carrera, y de hacer bueno ese sapientísimo dicho de que "no hay dos sin tres", que al caso podría alegremente adaptarse a que "no hay dos cagadas sin tres".
Tag,
Tokyo Tribe y la que tenemos entre manos forman un tríptico que ejempliza lo rebajo que puede caer un director en otras eras transgresor, genial, epatante y tocacojonero reconvertido en un verdadero cagón. Y aquí no utilizo el término en su sentido intestinal, sinó en el de que se ha vuelto un gallináceo corbadica que ahora nos mete historias de amor que parecen sacadas de un dorama para adolescentes, simpleza escénica, violencia que ya no asusta ni a las monjas, moralina tontaina y una falta de originalidad preocupante (
Tag no era original, era caótica). Y nos quejábamos de que si
Why Don´t You Play in Hell? era una (buena) broma. Buf, no sabiamos la que se nos venía encima.
Y por favor, ¿que diablos ocurre con Gou Ayano?. Si hasta
el mejor director de la historia Shunji Iwai me lo incluye en su última obra capital. ¿Soy el único que se da cuenta de lo sorprendentemente mediocre que es el muchacho?. Y cuidado, que ya tienen a puntito de estrenarse la segunda parte con Tadanobu Asano y la leche bendita. Vamos, que el futuro pinta "incierto", siendo generosos.
La película está basada en un manga homónimo, y nos cuenta las peripecias de un "scouter" que se dedica a captar prostitutas para los clubs de Shinjuku. Vamos, una temática de la que facilmente cualquiera podría sacar sangre, y el Sono de hace una década nos montaría un apocalipsis de vísceras y chungismo de aquí te espero, pero parece que esos tiempos se han acabado.
Y lo peor, peor, peor de todo es la maldita impresión de que está rodada con la única intención de hacer taquilla, y eso duele viniendo de quien viene.
Bueno, la vida sigue. Trailer
Capturas de caretos:
Y fin.