Por segunda vez he caido en esa maldita enfermedad llamada "yamadismo" (que bien conoce el camarada Gari), y que consiste en que parece que solo apetece ver películas de Yamada. En mi primera recaida me zampé los cuatros primeros Tora-san seguidos, y ahora ando en busca y capturas de las "otras", las que iba rodando entre capítulo y capítulo de la megasaga del cine nipón.
En este caso me ha tocado esta escandalosamente buena Final Take, medio metacine, medio retrato social de una época convulsa en Japón y media y mitad visión de los entresijos del cine de otra y ya lejana época. Y en medio lo de siempre con Yamada, familia, semiamores, clase media baja, orgullo.. y como no Kiyoshi y Chieko cuya sola presencia ensombrece a los que les rodean.
Ains