Una historia preciosa, alegre y triste a la vez como ya habeis dicho. Queda claro que Inagaki se sabe manejar perfectamente fuera del chambara y si le sumamos un nuevo papelón de Mifune el éxito está asegurado. Aunque seguramente derive de la tipica represión de sentimientos a la que nos tiene acostumbrada la cultura nipona veo algo extremista y poco creíble la posición de Matsugoro en la película. Me cuesta creer que se tire veintitantos años siendo un santo ayudando a la pobre Yoshiko a "enderezar" lo que pueda a su hijo y no se acabe nunca liando con ella y más raro todavía que ella trás todo ese tiempo o el hijo no le hubieran ofrecido ser el nuevo padre de la familia. Y ya lo más exagerado es cuando se va Matsugoro por tener "pensamientos sucios" hacia Yoshiko, joer que lleva 20 años al lado de la señora y a buenas horas se le suben las hormonas... Pero vamos que esos son males menores que los achaco a barreras culturales y la película tiene otros muchos valores. Por ejemplo el leitmotiv de las ruedas del carrito pareciendo indicar el paso del tiempo y que cada uno debe seguir su camino cuando curiosamente es Matsugoro el que se ha quedado estancado de alguna manera y pese a que en un principio se las da siempre de fuerte en realidad me ha parecido más débil que Yoshiko o su hijo ya crecidito. En fin, un hombre que vivía el presente cogiendo fuerzas y ejemplo para los demás de los recuerdos de su pasado, pero que en realidad en el presente no era nadie, como un fantasma, por muy buenas acciones que llevara a cabo de lo cual se puede concluir que en este mundo hay que ser un poco egoísta para ser algo en la vida. Pues nada que me enrollo, un imprescindible que se lleva esta joya.