Si el pizpireto infante del sexto sentido en ocasiones veía muertos, el protagonista de ésta película los ve a todas horas, y se lo toma con toda la pachorra del mundo, por lo visto en Japon es algo natural, tienen más miedo a los vivos, y con motivo.
En descargo del protagonista se puede argumentar que el hecho de convivir con el fantasma de su pareja quieras que no le puede haber curado de espanto, esas cosas o te matan del susto o hacen callo, y nuestro protagonista tiene durezas hasta en el tete.
Al contrario que en la mayoria de las películas, aquí los muertos no vienen a desquitarse, solo vienen a despedirse, el problema de la película es que a diferencia de "Yomigaeri" (Resurrección) de Shiota que trata exactamente de lo mismo pero con bastante más ironía, aunque igual de mala, aquí el director busca de forma tan descarada emocionar que lejos de conseguir una película sensible se queda en sensiblera, además de plana,que es lo peor que se puede decir de una película, muy parecido a lo que sucede con "Be with you", la versión japonesa de "Ghost", que se las ve las intenciones desde el tren, aunque al menos "Be with you" tenía su encanto, como "Love letter" de Iwai, no es el caso de "Makoto" que es totalmente prescindible, deberían prohibir la utilización del piano y los violines en las bandas sonoras, la fórmula Hisaishi-Sakamoto empieza a estar más que agotada.