Sigo con Nomura
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Zero focus la realiza tres años después de The chase y, entre medias, comedias, comedias y más comedias. Es curioso que conozcamos ahora a este hombre por lo que era una anormalidad dentro de su trayectoria, al menos inicial: el cine negro. Zero focus tiene un montón de cosas interesantes pero, por encima de todo, seguramente algo que le cambió la vida: encontrarse con el escritor Seicho Matsumoto. Para que entendamos la importancia de este prolífico autor de novela negra, hemos de decir que Nomura adaptó Zero focus, The shadow within, The castle of sand y The demon, más alguna otra. Nota: Libros del asteroide publicará en septiembre una novela de este hombre: El expreso de Tokio. Fin de la nota.
Como curiosidad dos, en el guión está Yoji Yamada, más Shinobu Hashimoto, guionista habitual de Kurosawa... incluyendo, ejem, Rashomon.
Y es que Rashomon seguramente no es ajena a Zero Focus. No sé si esa influencia viene de la novela (es probable) o de Hashimoto (que igual le llamaron dada la similitud de desarrollos), pero lo cierto es que podríamos afirmar que Zero Focus es un Rashomon pasado por el filtro de la Shochiku, es decir: contemporaneidad e importancia fundamental de las mujeres. Con respecto a Nomura (o a The chase, que es lo único anterior que nos ha llegado), hay casi una cierta contradicción o lucha interior: frente al dinamismo de la primera, aquí ofrece una trama más lineal (aunque sea volver sobre lo mismo varias veces), en la que la primera parte se mueve rápidamente, para llegar a una segunda parte estática, casi teatral. Mientras The chase bebía de muchas influencias noir, Zero focus es más otra cosa, una obra de intriga, y todos sus recursos se concentran en esa intriga. Y ahí de nuevo encontramos un detalle diferenciador: la importancia de los actores. En este caso, las actrices. Tres.
El protagonismo debería recaer sobre Yoshiko Kuga. Acaba de casarse con un publicista que trabaja en el remoto norte y apenas aparece unos días por Tokio. Pero cuando este se va de nuevo al norte para despedirse de su puesto allí y trasladarse a la capital, no vuelve. Nadie sabe qué ha pasado con él. Así, ella viaja hasta aquellos lugares remotos y nevados (pasamos del calor tremendo de The chase al frío inmenso de esta), para averiguar qué ha pasado. A mi Kuga me ha parecido la más floja de las tres, todo sea dicho. Porque en el momento que aparece Hizuru Takachiho, adiós muy buenas. Campa a lo ancho y a lo largo hasta que encuentra alguien a su altura, Ineko Arima, actriz de Ozu, aquí con un papel fugaz pero intenso por momentos. Sobre ellas tres descansa todo, con secundarios más que solventes.
En lo personal me ha gustado más de The chase, pero esto también parte de mi afición por el cine negro. Llegados a estos niveles de películas importantes, ya es entrar a juzgar detalles después de todo relativos. Zero focus es una película muy grande y como tal tiene que ser vista.
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