Continúo con Yoshida trás la magistral
Farewell to the Summer Light. El cine de este señor prefiero ir viéndolo poco a poco y degustarlo lentamente como el buen vino porque soy consciente de que estamos ante un genio que habiendo visto solo 2 de sus películas creo que es de lo mejor de la nueva ola junto con Imamura, y sobretodo el más europeo de todos y el más personal y dificil de asimilar.
Sobre esta película solo se me ocurren dos palabras: dura y demoledora. Los temas en torno a la eutanasia que retrata Yoshida a través de los ancianos protagonistas duele por su cercanía y crudeza. De los familiares no queda titere sin cabeza, en todos ronda la maldad y los malos pensamientos sobre el trato a los mayores y es el hijo el único que los tiene bien puestos de decir las verdades a su familia sobre lo que realmente piensan, es como la conciencia de las verdaderas intenciones hacia los ancianos. Y la familia es la tipica japonesa en la que cada uno va por su lado y lo único que los une es que viven en la misma casa, con infidelidades, indiferencia y discusiones. Vamos, que Yoshida nos deja todos los ingredientes para estar con un nudo en el estómago todo el metraje. Sobre la trama no me voy a enrollar es mejor verla. Solo decir que el final está muy conseguido, sin palabras y bastándose de la imagen resulta directo y contundente.
Y técnicamente poco hay que decir, pese a ser de las últimas de Yoshida sigue manteniendo un manejo de la cámara increíble, este hombre no me cansaré de decirlo encuadra como los dioses, con un estilo muy depurado. Seguramente no sea de las mejores de Yoshida porque
Farewell to the Summer Light me pareció superior y las de los 60 y 70 supongo que serán por el estilo, es decir, pata negra en comparación con ésta
. Aún así imprescindible de ver, aunque no en cualquier momento porque moralmente resulta muy incómoda.
8/10