Pues nada, aunque esté un poco olvidada, voy a hablar un poco de esta película, que aún no había visto (de las pocas de Jet Li que me quedaban).
La verdad es que es un pequeño placer volver a este tipo de cine hongkonés. En dos minutos de coreografías de esta película hay más ideas e imaginación que en buena parte del cine hongkonés actual. Vale, lo digo y lo repito, pero es que hay que decirlo y repetirlo. Después de todo, Ching Siu-Tung es Ching Siu-Tung. O al menos lo era en aquellos años dorados suyos, solo (bajo la sombra de Tsui Hark).
La película es una película de aventuras en toda su definición. Curiosamente hay dos versiones: la hongkonesa y la internacional, que no tienen mucho que ver. En la hongkonesa, que es la que está en la ficha, vemos la historia de un escritor de novelas de aventuras en crisis tras la separación de su mujer. Su ayudante empieza a escribir la novela, y la vida real se va cruzando en ella, haciendo que todo el mundo vaya cambiando el curso según su papel en esta. Así, hay un cruce entre la acción pura y dura (acción espectácular, cableada pero con chicha, que eso es Ching Siu-Tung) y la comedia. La película no funcionó y se remontó y se rodaron más escenas para dejar prácticamente solo la trama de la película de acción, lo que dio otra cosa.
Jet Li junto con Takeshi Kaneshiro rememoran un poco las maneras de Érase una vez en China. Esas relaciones con los discípulos y también el caracter afable del protagonista. Igual no llegan a los niveles de aquella (al menos en alguna de sus partes, aunque seguramente supera alguna entrega), pero la película es un divertimento en toda regla para una tarde calurosa como esta y nos devuelve las sensaciones de ver un cine que se reinventa constantemente para ser sorprendente.
No os la perdáis
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