¡Vaya explosión de colores! La verdad es que como las películas que había visto hasta ahora de Suzuki tienen más de 40 años, no sé si esta película es una evolución lógica de su cine o es que simplemente se propuso ofrecer una explosión de fuegos artificiales, pero nos encontramos ante un Suzuki totalmente desatado, elevado a su máxima expresión... Como su título indica, se trata de una opereta, rodada en escenarios, y llena de números musicales a lo largo de todo su metraje, tocando prácticamente todos los estilos... Una historia de amor entre dos príncipes, con padres envidiosos, asesinatos, suicidios, sacrificios, humor, muchos bailes y muchísimos colores... Genial... Muy recomendable.