Qué película más bonita, tanto en lo artístico como en el fondo argumental. Una delicia que he descubierto por casualidad, pero hay que seguir a esta directora sin dudarlo.
Tiene un ritmo que quizá alguien podría describir como lento, pero yo diría más que es pausado, reflexivo. Las ideas fluyen poco a poco y es capaz de cambiar tu estado de ánimo cada poco tiempo. Los sentimientos y los dilemas se interiorizan y se siguen aprehendiendo horas o días después. Qué pocas películas consiguen eso hoy en día.
Se plasman perfectamente los inconvenientes que para una persona sorda supone relacionarse con el resto de la sociedad. Y al mismo tiempo lo fácil que puede ser hacer sentir integrado a alguien con ese problema si todos ponemos algo de nuestra parte. Y esto no es ni mucho menos el tema principal de la película, solo un aspecto relevante, pero muy bien expuesto y un detalle esencial para la trama.
Porque el tema principal es el bullying, las consecuencias que se derivan de ello para la víctima, para su familia, amigos; las secuelas que dejará en el futuro. Que hay personas que recapacitan y cambian su manera de ser, pero otras no lo harán nunca. Hay quien consigue llegar a ser mejor persona al crecer, madurando; y quien seguirá siendo un mal bicho. Aquí el protagonista evoluciona de esa forma, aunque a través de su propio via crucis pasando a ser víctima del mismo acoso del que fue culpable, en una curiosa ironía del destino. Esa sería la segunda parte del hilo de la película: redención, si es posible o no, si es justa, si es entendible, si es aceptable.
Y en la parte artística, unos diseños de personajes complejos, cada uno con sus propias motivaciones muy bien expresadas. Transiciones, sueños y flashbacks que permiten evocar sensaciones tras diversas escenas, que ayudan a reposar el contenido o hacerlo avanzar sin decir palabra. Un auténtico deleite para los sentidos. Incluso algo poco habitual en una película de animación como enfoques externos y fuera de campos utilizados en todo momento con sentido argumental, remarcando estados de ánimo, dificultades de comunicación. Hay una escena importante de todos los personajes jóvenes sobre un puente en el río que me parece brillante, muy compleja de narrar pero que se salda con sobresaliente. La típica que seguramente no habría funcionado en una ficción real, pero que quién sabe por qué, en anime queda perfecta. Y como ésta, muchas otras.
En fin, le doy la nota máxima, obra maestra, me ha gustado mucho. Tengo que volver a verla un día de estos para repasar más detalles.
PD: subteorimono, yo fui a un colegio "normal" y en octavo de EGB tuvimos en la clase a un único alumno ciego. Escribía y leía en braille, participaba en la clase a su modo, y creo que aprovechó el curso adecuadamente. Él tenía su método. Supongo que tiene sus pros y sus contras. Estar en una clase de niños sin discapacidad implica hacer un esfuerzo superior para no perder el nivel, tener que ser sobre todo él quien se adapte al entorno y no el entorno a él. Que en el futuro puede ser beneficioso mejorando su capacidad de adaptación y de valerse por sí mismo, pero en ese momento es un hándicap. Por el contrario, le permite socializar, integrarse en un grupo "normal" y no estar siempre aislado, y eso creo que es muy bueno para las personas con esos problemas. La situación descrita en la película sí que la veo posible, y entiendo su objetivo.