Una adaptación de un clásico del cine de samuráis, en la que Takashi Miike adopta una forma de rodar muy contenida (en la forma, ojo, no en el fondo, que sigue teniendo mucha violencia, gore, crueldad y psicopatía). Podríamos decir que rueda al modo clásico, siendo además un disfrute cómo las escenas de acción están bien filmadas, planos aceptablemente largos en los que fácilmente se pueden dar 15 espadazos sin cambiar la toma. Lo cual dice mucho de la planificación de las escenas y con la cabeza puesta en el montaje. Al final, queda una obra donde se piensa en que el espectador se entere de lo que ocurre en pantalla, se posicione adecuadamente respecto del punto de vista de la cámara y que disfrute.
Ya han comentado varios foreros el argumento, así que no voy a repetirlo. La primera parte de la cinta es más pausada, para definir cuál es el problema, motivos de los personajes, preparación de estrategias... que llevarán a la fantástica batalla final, que ocupa casi la segunda hora de la película. Para mi gusto, siendo tantos personajes, y aunque se hace un esfuerzo, no llegan a estar todos perfectamente definidos, ni mucho menos. Quizá hay 6 fácilmente reconocibles y encuadrables en algo más que un tío que maneja una katana de maravilla, pero el resto no pasan mucho de ahí. Claro, que para haber conseguido algo más tendríamos que habernos ido a las 3 horas de los 7 Samurais de Kurosawa, con la que, por cierto, tiene algo más de relación que el tema. Hay bastantes similitudes: la búsqueda de los "profesionales", la preparación de la batalla, la larga lucha final por fases... Un argumento adicional sobre su clasicismo.
Y la batalla, qué batalla. No se hace aburrida en ningún momento, hay mucha variedad, cambio de subescenarios dentro del pueblo donde transcurre, diferentes tácticas en cada momento, de forma que 13 hombres son capaces de enfrentarse a un grupo que les supera 10 a 1 en número. La escenas con explosivos son tremendas, especialmente la de la casa que se derrumba.
Pero por encima de todo, subyace la eterna cuestión del Bushido, con una visión crítica incluso cuando se están alabando sus valores, digamos, "virtuosos" desde un punto de vista actual. Vale, no llega ni de lejos al nivel del Harakiri de Kobayashi, pero sí que Miike es capaz de proponer visualmente esos reparos en cualquier diálogo donde los personajes alaban las supuestas virtudes que defienden. Muchas afirmaciones repelen al espectador: que si "vuestras vidas son mías y las usaré a mi antojo", que si lo normal es darles de palos a los siervos para que no se desmanden (y triturar a alguno para dar ejemplo), que si 200 hombres son capaces de dar su vida únicamente por salvar la de uno al que además reconocen claramente como un miserable (pero, hey, que es su señor y hay que cumplir), que si lo correcto es hacerse el harakiri para protestar (y qué bien, qué majo el que lo ha hecho, cuán honorable... sigamos con lo nuestro)... Los añadidos de crueldad no van a la zaga, como la pobre mujer sin extremidades, horroroso.
Hay que destacar el gran trabajo de los actores, perfectamente mimetizados con sus papeles. Sobre todo de Koji Yakusho, el líder de los 13.
Me ha gustado mucho, sin haber visto la "original", que seguramente en este y otros casos ayude a no decir aquello de "sí, pero...". Le pongo un imprescindible.
Como curiosidad, ¿no os parece que el personaje del cazador que se encuentran los 12 en su camino al pueblo pueda ser en realidad una alegoría de un espíritu del bosque? Porque para salvarse de lo que le "pinchan" encima, algo así debe de ser, en un clásico giro surrealista de Miike. Como un apoyo necesario de la naturaleza a los 12 para poner las cosas en su sitio.