Seguramente el tiempo del cine iraní pasó. Quedan cineastas, quedan películas, pero el lugar esencial que ocupó en los noventa ya no lo ocupa, reemplazo, seguramente, por el cine turco. Tampoco es sencillo en una situación política como la suya. Los límites llevaban a la repetición, y salirse de los caminos conocidos tenía su riesgo. Pero, como decía, el cine iraní no ha desaparecido y, de cuando en cuando, siguen llegando buenas películas.
Mohammad Rasoulof nunca fue especialmente conocido. Aquí en Allzine tenemos una película que gustó:
Iron island y, mientras esperamos su última película, Manuscripts don't durn (premiada en Cannes), nos vamos a quedar a medio camino entre estas dos. En el año 2009, exactamente: The white meadows.
¿Qué nos cuenta The white meadows? Pues algo bastante curioso. Primero porque nos ofrece una visión realmente curiosa de Irán a través de sus islas. Rahmat, el protagonista, es una especie de maestro de ceremonias o ritos. Con su barca, va desplazándose de una isla a otra, a través de comunidades en las que el tiempo se detuvo, entregadas a supersticiones. Él, fundamentalmente, se dedica a recoger lágrimas. Sí, lágrimas. Cuando la gente llora, liberándose de su sufrimiento, él las recoge en una jarrita, y las guarda todas juntas. Con esos ritos, la gente pretende liberarse del sufrimiento y de sus temores, ya sea confiando estos a un frasco en el que serán encerrados o sacrificando a la más joven y bella del lugar para que llueva. Y eso es lo que vamos a seguir, a través de desolados paisajes, a través del mar. Hasta llegar a un final sorprendente.
Rasoulof se inscribe sin problemas en el cine de Kiarostami o Panahi (montador en esta película) o todos aquellos nuevos cineastas, pero el tema, tan extraño, tan ajeno a los otros, consigue que logremos escapar un poco al sentimiento de que ya lo hemos visto en algún momento. Por lo demás todo bien y, por momentos, estupendo (la fotografía, la música, las interpretaciones). En fin, para amantes del cine iraní, del slow cinema, de la etnografía o, simplemente, de otros cines.