Bueno, yo sólo he visto dos pelis de Khavn, y ésta no es la mejor, aunque creo que tampoco llega a grandes alturas en las demás que no he visto.
Pero es disfrutable. Muy macarra, muy mal hablada, muy extrema, muy desagradable en el retrato de los suburbios de Manila... pero a la vez tiene cierta ternura, cierta calidad humana y ese humor chabacano que siempre viene bien.
Traducirla ha sido divertido: el 99% son insultos muy subidos de tono. Ya no sabía que poner.
En su debe, además de un punto exhibicionista que la abarata, está que es un retrato universal, que sirve para los estercoleros de Manila como para la favelada brasileña o cualquier otro vertedero humano, y eso es una pena para los que nos acercamos a este cine precisamente por la idiosincrasia de los pinoy.
Da para pasar asquito y echarse unas risas, además de tener dos o tres puntos interesantes que, precisamente por serlo, pasan casi desapercibidos.