Maravillosa película, pero que se podía esperar de la marca Miyazaki. Esperemos que esta astilla se haga tan frondosa y de tanta sombra como el palo.
La tenía desde hace tiempo, pero que me pasa con las pelis Ghibli, bueno, pues que para mí son como diamantes que no se deben admirar de cualquier manera, que sé que me rescatarán de algún momento bajo, o potenciarán uno feliz.
En mi modesta opinión el secreto con el que han dado, espero y deseo, no solamente padre sino hijo tambien, es tocar la fibra interior que no hace al que disfruta viendo sus creaciones, preguntarse si existen naturalezas humanas como sus personajes, sino que impelen a uno a ser como ellos, y encima te proporcionan lo necesario, una gran cantidad de emoción y entusiasmo para creer que es posible conseguirlo. Y además, como en la historia en cuestión, sin armar ruido, sin grandes malabarismos, solo reorganizando algunos valores que en los tiempos que corren, y llevan coorriendo demasiado, parece que es más práctico relegar. ¡No quiero ser práctico, no quiero ser héroe, ni famoso, etc!.
¡¡Quiero ser Umi, Shun..., Chihiro, Mononoke, hasta el Porco (y eso que el color no va con mis ojos
),etc, etc!!.
Imprescindible y más.