Quería decir, y sigo queriendo decir , que ya me he puesto a traducirlos
Bueno, pues ya está aquí la traducción, enlazada y lo demás.
Por alguna razón, de las pelis de Ichikawa con Kindaichi como prottagonista –las de los años setenta digo–, de esta
House of hanging o
Casa de los ahorcados (bueno, fue una sola, pero la gente tiende a exagerar) de la Colina del Hospital [Hogen], estrenada a 26 de mayo de 1979, por alguna razón es de la que guardaba peor recuerdo. Creo que es por esa barba de Toshio. O la barba sumada a las pelucas. Resultan un tanto irritantes, uno se pone a rascarse inopinadamente al verlas. O son manías mías, no sé
Pero no, la verdad es que esta segunda vez (o segunda-tercera-cuarta, porque haciendo los subs uno la ve de maneras incomputables) ha ganado bastantes puntos en mi «ranking» personal.
Como es habitual en la saga de kindaichikawas, hay graciosos montajes psicodélico-descolocantes o dadá-godardianos (por ejemplo, para enfatizar que la joven pariente del vejete del principio dice cosas mucho más complicadas de las que realmente dice, jejeje), momentazos de rock-funk setentero, aquel distanciamiento extraño de los personajes –quizá un poco menos esta vez–, y licencias espaciotemporales como disfrazar a una banda de jazz de los primerísimos años cincuenta, disfrazarlos, digo, de hippies, y hacerlos pasar por casi tales para dar así un toque «contemporáneo» (en el Japón de 1979, como en la España de la misma fecha y supongo que muchos más países, los hippies pasaban para mucha gente por «actualidad»...). Bueno, estas cosas son un bonus de esas películas ya «antiguas» (ay, me cuesta decirlo: me consuela que Danyyyy el otro día también me hablaba de una peli de, creo, 1973, o así, como peli «reciente», sin pestañear, el tío
), que aparte de lo que es la peli en sí ofrecen un viaje en el tiempo a la época en que se hizo.
Esta historia es, como siempre, un enredo familiar con asesinatos, decapitaciones, sangre a chorros y demás parafernalia cuya trama logrará desentrañar el detective sin, por lo demás, lograr evitar lo inevitable ni una sola vez. Quien vaya a ver una peli de Kindaichi, sabe que va a ver eso, o no sabe lo que va a ver
Una novedad es que aquí le sale a Kindaichi un coleguita detective «improvisao», en plan espontáneo. El personaje se llama Mokutaro y el actor es Masao Kusakari: un guaperas de rasgos occidentales que parece el modelo de decenas de animes y mangas de esos tan estilizados en los que las caras se parecen a todo menos a japoneses. Según pude ver guguelando el nombre del actor, el tío sacó discos en su época e hizo muchas sesiones de fotos: podría ser que nos las viéramos con un
idol masculino setentero, que también los había, que no todo lo idol es femenino. Yo creo que sí debía de serlo, y con cierto enchufe, porque lo que es sus dotes interpretativas diría que dejan un tanto que desear... pero explicarlo supondría espoilear, conque aquí lo dejo.
Del apartado actores: bueno, para empezar, la película empieza con la aparición de este tipo:
Se trata, una vez más, de ese chupacámaras llamado Seishi Yokomizo. Esto es, el autor de la novela. De hecho ésta es la película en la que más actúa, propiamente hablando.
En el resto del elenco, esta vez curiosamente faltan los «grandes» nombres. Sale la gran Takako Irie, pero muy mayor, haciendo de moribunda y poco rato. Yoshiko Sakuma (Yayoi Hogen) hizo pelis importantes en los sesenta, como por ejemplo un Imai que todavía no he visto,
A Story from Echigo, de 1963, que coprotagonizó con Rentaro Mikuni. Y era la inolvidable princesa amada de Toshiro Mifune en
Samurai Banners/Furin kazan (1969, Inagaki). La tal
Junko Sakurada (Yukari/Koyuki) sospechaba que era una idol setentera y en efecto lo fue: comenzó en un trío que incluía también a
Momoe Yamaguchi y ambas se lanzaron simultáneamente a la canción adolescente en 1973 (Junko lo dejó en 1983, unos años después de Momoe, pero siguió actuando hasta 1993, según leo).
Y luego están los usuales de los kindaichikawas: Eitaro Ozawa, Takeshi Kato (comisario Todoroki), Hideji Otaki (esta vez como poli casi-retirado), Mitsuko Kusabue en un registro muy diferente al usual (aquí, herrera forjadora de campanitas)... y aparición estelar del sin-apellido
Peter alias
Pitâ, en usual papel afeminadillo pero muy moderado, y disfrazado con melena hippy.