Bueno, entonces no hablaríamos de nada. Del tiempo quizás, y también es subjetivo (lo que para unos es un día perfecto, para otros...)
. No hay que tener miedo de hablar, si se hace de forma educada y razonada, y siempre teniendo presente que las opiniones son personales, pero que una opinión personal no es algo que uno se guarda para si y ya está, sino que se puede compartir. No podemos pretender que las conversaciones sean quince personas dándose la razón.
A ver. Cosas. Una. Anikiba ¿has visto Cold fish? No estoy de acuerdo en lo que dices, sobretodo a partir de cierto momento de su cinematografía. Dos. Es complicado valorar como algo uniforme la carrera de un tipo multiforme. Es imposible decir no me gusta todo Miike porque ha hecho tanto e intentando llegar a tanta gente diferente (desde películas para público infantil a verdaderas barbaridades para extraterrestres) que que te guste todo es más una cuestión de fe que de lógica. Eso si, podemos simplemente haber visto todas las películas suyas que no nos gustan (y por eso yo separo las de Sono). Hombre, lo puede haber hecho todo bien: lo que hizo de encargo, lo que hizo por su cuenta, lo que adaptó, lo que se le ocurrió,... Todo. Entonces entra en la categoría de los dioses y ya está. Se le venera y fuera. Y algo así debe pasar con Sion Sono, sólo que no es tan variado como Miike, aunque por lo que veo si que ha evolucionado y no poco.
Voy a hacer un planteamiento revolucionario para intentar ver si en Hazard es un rebelde (y siempre hablo de Hazard). Os hacéis la pregunta y os la respondéis. Y no hace falta escribirla por aquí. El otro día leía una entrevista con Abel Ferrara en los Cahiers (franceses). El tipo es bastante especial y bueno, no es nada fácil rodar para él y más en estos tiempos. Le comentaban la posibilidad de pedir dinero a través de internet, con donativos, suscripciones y demás. Su respuesta: No me parece bien pedir dinero a gente que seguramente tendrá menos que yo. Ole sus huevos. Vale. No sé si se ha comentado el argumento de Hazard. Lo cuento. Un adolescente japonés, cansado de la vida que lleva en Japón y sintiéndose ciertamente vacío coge un avión a Nueva York. Allí lo primero que hacen es robarle dos negros (que otra cosa le podía ocurrir llegando a Nueva York) y sólo cuando él está intentando robar algo para comer en una tienda de esas de 24 horas, se encuentra con otros dos adolescentes, uno semijaponés, otro japonés también... que estaban allí para atracar el sitio y a la gente, ya de paso (de hecho, es lo que hacen cuando "tienen hambre"). Pensemos: ¿es muy revolucionario (políticamente hablando o moralmente hablando) atracar a la gente qu está comprando en un chino de "todo a cien"? Será kool y lo que sea, pero revolucionario y rebelde... (eso si, le pide el teléfono a la chica a la que atracan, porque tiene un buen par de tetas). Con el botín se van a su guarida. Un local que por fuera se cae a pedazos, pero por dentro es el colmo de la modernidad y el diseño. El semijaponés y el otro japonés se ganan la vida traficando con droga metida en helados (kool), en la empresa propiedad del semijaponés (no tan kool), que no es una furgoneta de reparto miserable: no, es una empresa con montones de ellas (y lo de "kool" no me lo he inventado yo... es como se llama la empresa). Y hasta aquí puedo contar.
Obviamente, podemos discutir habiendo visto Hazard. A mi me gusta, incluso mucho, el cine de Sion Sono, pero que haya hecho Love exposure o Cold fish o muchas más, no hace que Hazard sea ni radical ni rebelde ni buena. Y tampoco lo contrario.