Pues a mí me pasa al revés; ojalá Yoshida hubiese seguido en esta línea en vez de hacer esas cosas indigestas (aunque estéticamente interesantes) de mediados de los sesenta en las que atormentaba por igual a su marida (Mariko Okada) que al antaño 1/7 samurái imberbe Isao Kimura
Y a mí, cuando en el futuro viera esas películas
Es cierto que esta peli tiene algún precedente próximo, como Kyojin to gangu (Gigantes y juguetes) de Masumura, 1958, con argumento distinto pero tema muy similar. O la de John Doe, que a mí también me la recordó –ésta–, como a Maurazos y nomasespias. Una cosa que en cierto modo me sorprende, y en cierto modo no me sorprende nada, es lo rematadamente actual que es esta película más de medio siglo después. Ahí vemos como eso del progreso es una cosa garantizada que funciona sola, y los humanos somos muy afortunados de que así sea: siempre a más, siempre a mejor
Otro factor que me llamó la atención al verla (por segunda vez, porque ya la había visto hace unos años) es la presencia de Shinichiro Mikami en el papel de Harada, el joven periodista al que en los subs creo que llamaban paparazzi (no me fío mucho yo de esa traducción apuesto a que pelín libre, aunque por lo demás los subs son muy buenos). Echemos cuentas: la última vez que vimos a este chavalote (cuando digo vimos, me refiero al menos a subete y yo), salía en un Shinoda, empeñado en ser más revolucionario que los revolucionarios y a punto de meterles un bombazo a sus particulares malos de la peli cuando va la poli y le captura por una macarrada que había hecho unos días antes. La mecha de las bombas hizo pffffft! y nunca llegaron a cumplir su cometido. (Hablo de
Youth in Fury, 1960, alias Kawaita Mizuumi, que comparte con Blood is Dry no sólo actor sino también esa
kawagüita seca de los títulos originales respectivos.) Dicho esto, toca ligar cabos: saltando puentes entre realidad y ficción, confundamos actor y personajes y ¿qué obtenemos? ex revolucionario quemao que llega el día que decide que no hay futuro para el sueño de proletarilandia y opta por una actitud cínica en la vida, destruyendo y riéndose de las fes de los demás (similares a la que él tuvo otrora) toda vez que saca el mayor partido económico de su ventajosa posición con sus estudios y demás. Este proceso psíquico se ha repetido muchas veces en la historia, aunque pocas veces se ha conceptualizado y descrito: se hizo en el tránsito de los setenta a los ochenta con la figura del yuppie, por definición (debida a Jerry Rubin si mal no recuerdo, el antiguo profeta del yippismo) ex-hippy y luego ex-yippy (los yippies eran hippies pasados a la acción directa, tipo White Panthers por ejemplo), finalmente decepcionado y metido a ejecutivo. Quien esto escribe no puede evitar pensar que es el mismo proceso el que desemboca en esos personajes como el Harada de esta peli. What can I do. Y sé de ejemplos más antiguos, que este rollito se viene repitiendo lo menos desde la Revolution Française. Y de todo esto Lukács nunca dijo nada, ¿eh?
P.S. Y Sloterdijk tampoco, por cierto, a pesar de dedicar cerca de un millar de páginas a la
razón cínica, y teniéndolo tan cerca, ese fenómeno, con sus antiguos compis melenudos de la Uni y demás. Pero claro, Sloterdijk no entendió el punk...
P.S. Todo esto hipotético-idealmente es para pinchar al
33 a que comente, sacándole de su aburguesado sueño en la campiña niponga, pero nada, no hay modo
Entte tranto, yo me divierto