Kihachi Okamoto, el más sardonico, irreverente, acerbo y feroz de los directores clásicos japoneses, el único superviviente de la guerra entre los estudiantes de cine de su generación, el antecesor por antonomasia de Kinji Fukasaku, nos legó este verdadero clasicazo, tremendo misil cinematográfico, prácticamente al inicio de su carrera, allá por 1959.
Discípulo de, entre otros, Naruse, Honda y Taniguchi (que curiosamente dirigió una secuela de esta película), Okamoto nos presenta, saltando de género en género con una naturalidad y una fluidez asombrosa, una historia desencantada y cínica - eso sí impulsada por una energía desbordante - que se desarrolla en la desértica Manchuria de la guerra sino-japonesa, escenario de otros clásicos memorables como Story of a Prostitute de Suzuki (de la que no anda muy lejos en cuanto a desencanto y ferocidad) y The Human Condition de Kobayashi (que es su completo opuesto).
Por si fuera poco tenemos también la oportunidad de ver en el rol protagonista a un tremendo y carismático Makoto Sato, a Koji Tsuruta en uno de sus primeros papeles; la guinda la pone Toshiro Mifune.
Un aviso: dado el vivísimo ritmo de la pelicula, si no manejáis medianamente el inglés mejor esperaos a que suba la traducción (que eso sí, no será pronto)