jidaigekipedia.comEl comisario playboyLa aventura de
Dora-Heita comienza con cuatro de los mejores directores de la historia de Japón, que se asocian en 1969 para formar
El Comité de los Cuatro Caballeros (Yonki-no-kai). Eran Akira Kurosawa, Keisuke Kinoshita, Kon Ichikawa, y Masaki Kobayashi, cuatro nombres que provocan casi un escalofrío mientras se recitan en sucesión. Su asociación no duró mucho tiempo, pero escribieron el guión de la película que hoy reseño, y lo abandonaron por el alto coste de filmación. Treinta años después, Kon Ichikawa, como único superviviente de la alianza, decide mostrar al mundo el resultado de aquella colaboración.
El guión está basado en un libro de Shugoro Yamamoto llamado
Diary of Town Magistrate. No he leído más que la sinopsis, por lo que no sé si los escribas de
Dora-Heita provienen de la obra original, o si por el contrario fueron incluidos para parodiar su título. Sea como fuere, estos dos personajes actúan como narradores ocasionales, y sus chismorreos nos aportan información complementaria sobre el protagonista y los rumores que le afectan.
Mochizuki Koheita es el comisario encargado de poner orden en la jungla del crimen en la que se ha convertido el barrio de Horisoto. Desde su llegada se plantean problemas de jerarquía, puesto que su cargo es inferior al de la mayoría de miembros del consejo, y sin embargo le han sido otorgados poderes extraordinarios. Este factor, sumado a la desenfrenada vida nocturna que lleva, es el desencadenante de buena parte del odio que despierta entre sus colegas.
La situación administrativa que encontramos en el clan es muy habitual durante el periodo Edo. Debido al sankin kotai, los Daimyo debían residir alternativamente un año en Edo y un año en su propio feudo, permaneciendo su familia siempre en la capital. Se trataba este de un sistema de control muy efectivo, que mermaba los recursos financieros de los clanes y limitaba enormemente la posibilidad de revuelta. Koheita se aprovecha de ese clima político, aprovechando el vacío de poder efectivo para hacer su voluntad en la ciudad, amparado por una carta de su señor.
En el metraje de
Dora-Heita destacan especialmente los toques cómicos y las presencia de un sentido del humor muy particular. En la mayoría de ocasiones se trata de una llamada al absurdo, en mi opinión poco acertada, que dificilmente hará sonreir a nadie. Nos encontramos por tanto caminando por una delgada linea entre lo serio y lo cómico, sin caer en ningún momento ni en un lado ni en otro.
Las escenas de acción se caracterizan por un alto contenido en artes marciales, con coreografías realistas y bien rodadas que, sin embargo, no serán del gusto de los amantes de la katana. Koheita es un luchador excepcional que no necesita desenvainar más que cuando la situación es crítica, y esa circunstancia sólo se da una vez.
En conclusión, considero
Dora-Heita una película que vale la pena ver siempre que se bajen un poco las expectativas. Si una cosa hay que reconocerle a Ichikawa en esta cinta es el detalle en los escenarios y el cuidado en la caracterización de todos los personajes, principales o secundarios.