Suzuki Matsuo tanto en su trabajo de actor como de director de cine y teatro es una de las caras más redundantes de esa comedia absurda tan tipicamente japonesa que tantas alegrías regala a pobres de espíritu y almas en pena como el que subscribe estas lineas. Muy esperada era pues por mi parte esta su tercer película larga después de
Otakus in Love y
Welcome to the Quiet Room, y que quieren que les diga, me he llevado una pequeña decepción, pequeña porque a estas alturas uno de la vida ya no espera grandes cosas y se atiene a basicamente a lo que hay.
La película, basada en un Manga que no tengo el gusto o disgusto de conocer, nos cuenta la historieta de un pringao alérgico al dinero que se muda a una aldea de mierda del norte del pais habitada por personajes singulares, dioses del bosque, Koki Mitani y viejos chochos (en los dos sentidos del término) donde se dedica basicamente a hacer el vago, se enfrenta a yakuzas, se presenta a alcalde, se tira a Fumi Nikaido, resuelve secuestros y que gracias a su bondadosa estupidez se convierte en uno más de la entrañable tropa de paletos que son sus vecinos. Vamos, lo típico. ¿Cual es entonces el problema?. Pues no es uno, son dos. El primero es que no todas sus partes cómicas funcionan, lo cual no sería mayor problema si fuese de ese tipo de películas de las de a un gag por segundo, pero no es el caso, y la verdad es que ni las que funcionan son gran cosa (vale, vale, claro que hay alguna buena pero ya me entienden, mucha alforja pa tan poco viaje). Y el 2º "ouch" es esa historia de fondo ¿dramática? que no funciona ni a patadas en el orto y que rompe una y otra vez el ritmo (cómico).
Tiene sus momentos, pero no pasará a la historia como lo mejor en su género. Demasiado blandica.
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