Autor Tema: Kuroneko (Kaneto Shindo, 1968)  (Leído 4637 veces)

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Kuroneko (Kaneto Shindo, 1968)
« Respuesta #30 en: 28 Agosto, 2014, 15:22:21 »

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Un pacto con el diablo

Cuatro años después de dirigir la que para algunos es su mejor película, Kaneto Shindo volvió al kaidan con Kuroneko, también conocida por su traducción literal Black Cat, o como Black Cat in a Bamboo Grove. Fue nominada para el Festival de Cannes en 1968, aunque luego sería cancelado por los levantamientos de Mayo en Francia. Vuelven a formar parte del reparto Nobuko Otowa como Yone, y Kei Sato como Raiko, sumando a Kiwako Taichi como Shige, y a Kichiemon Nakamura como Gintoki.

Sinopsis: un grupo de saqueadores encuentra una aldea en la que tan solo parecen vivir dos mujeres. No contentos con violarlas repetidamente, prenden fuego a la casa antes de marcharse. Tres años después del suceso, en Kioto empiezan a aparecer samuráis con la garganta rajada, y se dice que es obra de espíritus. Un capricho del destino hace que la persona encargada para dar muerte a los fantasmas sea la última que estos esperaban.

A pesar de que el contexto histórico es tan inestable como el de Onibaba, hemos retrocedido casi seiscientos años, hasta mediados del Periodo Heian. Normalmente explicaríamos la presencia de hombres armados al comienzo de la película situando la trama en medio de algún conflicto bélico destacado. Sin embargo, en los tiempos de Raiko (Minamoto no Yorimitsu, 948-1021) los ataques de los bandidos eran el pan de cada día del Imperio, incluida la propia capital. Contrariamente a la idea que la mayoría tendrá sobre esa época, durante la regencia Fujiwara el crimen salía muy barato a los delincuentes.

Al principio Yone y Shige parecen ser madre e hija, pero la relación familiar entre ambas es suegra y nuera. No es esta la única similitud que tiene Kuroneko con Onibaba. La más importante es quizás la percepción de las guerras como algo lejano y nefasto cuyos motivos los campesinos no alcanzan a entender. Esto queda patente cuando Yone no es capaz de explicar siquiera a quién servía su marido. Más adelante veremos que se encontraba luchando con los Emishi, el pueblo de "bárbaros" del noreste que tantos problemas causó a la corte Heian. La imagen que se tiene de ellos se refleja en el grotesco personaje de Kumasunehiko.

Hay varias referencias a la historia de Shuten-dôji, de cuya magia tanto disfrutamos algunos en The Demon of Mount Oe. El propio Raiko menciona lo que ya aventuraba aquella película en su introducción, que el monstruo no era en verdad nada más que un ladrón. También nombra a Gintoki "quinto general", añadiéndolo a sus cuatro Reyes Celestiales: Sakata no Kintoki, Urabe no Mototake, Usui no Sadamitsu, y Watanabe no Sadamitsu. Por último, veremos que aquella escena de Shintaro Katsu protegiendo el brazo del monstruo la última noche es idéntica a la que muestra aquí Kaneto Shindo.

En Kuroneko he encontrado una poderosa historia que encierra horror y drama, con una dirección excelente y unas interpretaciones fabulosas. A nadie sorprendo recomendando su visionado, pero aviso que está un escalón por debajo de Onibaba. La comparación puede ser inevitable.