Aquí tenemos otra entrega del tándem Masahiro Shinoda (dirección), Shunji Terayama (guión). En este caso, nos vamos a principios de los sesenta, y los influjos de nuevas olas y demás nos llevan ante una cinta de una libertad total, tanto en lo forma como en lo argumental, tremendamente gamberra. Nos encontramos ante un grupo de asesinos bien peculiares (paródicos totales) que reciben un encargo, pero de él se ocupará un tipo salido no sé sabe de dónde. Los asesinos no están muy convencidos de ello, lo cual les llevará a coger el camino más corto.
Shinoda y Terayama se ponen a la labor de hacer algo auténticamente atrevido. Los planos y la fotografía son inclasificables y la historia, delirante por instantes. Por no hablar del uso de la música. Todo lo cual hace algo muy de su tiempo, que entronca con Seijun Suzuki, por ejemplo, y va algo más allá. Ah, y como curiosidad, sale uno de los niños de Ohayo, de Ozu. Ahí queda.
Hulu. Es decir, subtítulos en inglés en imagen.