Kiyoshi Kurosawa siempre es bien recibido. Vamos a ver que nos trae. La película estuvo en San Sebastián (su versión de más de cuatro horas) y en Détour (revista de la que soy coeditor, como alguno sabrá), pusimos una reseña de Faustino Sánchez (que por algún de este foro andará también
). En fin, os la copio (tiene un estilo particular, porque toda la crónica del festival está escrita como "una historia de fantasmas en un hotel"):
"Le pregunté entonces qué película creía que había sido la mejor a la hora de crear atmósferas de suspense, tensión, desasosegantes, ya que ninguna de las anteriores le acababa de convencer.
Me habló entonces de Penance, la miniserie de Kiyoshi Kurosawa de cuatro horas y media de duración, que era precisamente la película para la que el fantasma de Chabrol me había mandado a la nueva habitación. Me dijo que llevaba mucho tiempo sin ver a nadie capaz de crear imágenes tan turbias y poderosas como las que conseguía ese raro director japonés. Le comenté en ese momento que no era algo nuevo en el cine de Kiyoshi Kurosawa, que llevaba muchos años refinando su estilo visual, y que en películas como Kairo o Cure ya había conseguido crear construcciones visuales al servicio de tramas de fantasmas o criminales que eran capaces de remitir a los miedos más íntimos del espectador. De ahí venía también la dimensión existencial de su cine y la vinculación que se solía realizar con el italiano Michelangelo Antonioni.
A mí también me había parecido magistral la primera parte de Penance, que demostraba cómo se puede hacer cine social sin caer en ninguno de sus tópicos ni en la demagogia barata. Como en los mejores momentos del director, la obra estaba llena de transgresiones a los códigos genéricos y a los personajes estereotípicos, y era capaz de convertir con una facilidad pasmosa la tragedia en fantasía, surrealismo y delirio. Cada uno de sus planos portaba nuevas ideas y su fuerza no era gratuita. Nadie como él sabía esa fórmula mágica para convertir argumentos en contenedores emocionales e ideológicos, reflexiones sociales sobre el estado de las cosas, sobre la intimidad del individuo en una época que había traspasado el umbral de la alienación. En la era de Internet, la soledad había cambiado de forma, y Kurosawa había sabido recoger ese legado de Antonioni aprovechando todos los recursos incorporados por el cine a lo largo de su historia, sin necesidad de alejarse de argumentos fantásticos o desasosegantes.
- La lástima -apuntó el fantasma- es que a Penance finalmente le pesa su estructura televisiva y tiene algunos altibajos, a pesar de hacer perdurar imágenes memorables, entre lo fabuloso y lo grotesco.
- También tiene mucho de grotesco -le dije- otra película que me recordó mucho a ti, The bay.
Pero había llegado la hora, y el fantasma me dijo que él ya estaba cansado, que volviera en otro momento o fuera a la habitación 203 para hablar de The Bay con otro fantasma."
Détour, Una historia donostiarra de fantasmas, por Faustino Sánchez