jidaigekipedia.comEl último Heike de InaEcho in the Mountains es una de esas películas a priori poco ambiciosas que acaban mostrándonos una trama verdaderamente interesante, y en la que se abren muchas puertas a nuestra curiosidad histórica. Viene de la mano de Masahiro Makino, uno de los directores más prolíficos del género, y del que por suerte poco a poco van apareciendo DVDs subtitulados.
Sinopsis: los descendientes del clan Heike viven recluidos en el Monte Kokuzo y se autogobiernan bajo la autoridad de un edicto imperial. Cada cierto tiempo reclaman mujeres de la vecina ciudad de Ina para garantizar la continuidad de su linaje. Los administradores regionales, desconocedores de lo que aguarda a esas mujeres, entienden la tradición como un sacrificio humano, pero no se decidirán a intervenir hasta que unos vasallos directos del Shogun hacen acto de presencia en busca de un valioso shamisen.
"Heike" significa literalmente "Casa Taira". Puede que no les demos mayor importancia por pertenecer al clan Heike, pero la cosa cambia si les identificamos como descendientes del clan Taira. De hecho, la impresión que da esta comunidad endogámica al comenzar la película es de ser un pueblo que vive en el pasado, cuya vestimenta podría encajar perfectamente en un jidai típico del periodo Heian. Estos detalles que parecen insignificantes nos ayudan a entender la falta de respeto de Kogenta hacia el Shogun, ante el cual se considera cuanto menos un igual por derecho de sangre.
El personaje más interesante de la trama es Yoshiyasu Yanagisawa. En la película se le caracteriza como un hombre de mediana-avanzada edad en cuya figura recae el poder efectivo del shogunato. Su relación con el Shogun Tsunayoshi es entendida por la mayoría de los historiadores como de marcado carácter homosexual. A Tsunayoshi le llamaban el "Shogun Perro" por su absurda política de protección de estos animales (¿recordáis
Samurai Vendetta?), y en realidad era 12 años mayor que Yoshiyasu. En una de sus biografías se ofrece como prueba de su homosexualidad el hecho de que Yoshiyasu le sirviera durante 13 años como simple asistente, cuando lo habitual para la carrera de un gran político era ir ascendiendo rápidamente. Los historiadores suponen que siendo su sirviente directo tenía mayor facilidad para mantener relaciones con él.
Volviendo a la película, me ha gustado Hashizo Okawa en su doble papel como Kogenta y Munisai, pero sobretodo me ha encantado Yunosuke Ito en la piel de Itcho, con una interpretación expresiva, sincera, y conmovedora. En estos dos actores y un par de secundarios recae todo el peso del guión.
Las coreografías de acción son imprecisas y muy poco realistas, aunque podremos disfrutar de elegantes movimientos tanto con la espada como con la naginata. Desde luego el amigo Okawa se desenvuelve de lujo cuando le ponen en las manos un arma blanca, y quizás por eso el coreógrafo no deja que sus oponentes se acerquen demasiado cuando han de recibir un tajo.
Masahiro Makino es uno de los grandes del género y de mis favoritos. Con
Echo in the Mountains me ha hecho disfrutar durante el visionado, me ha dado un motivo para desempolvar mis libros de historia japonesa, y me ha ofrecido un tema interesante sobre el que escribir.