Una película que se presenta como tierna, conmovedora pero no dramática y con cierto aire chic moderno que tanto les gusta a los coreano. No es que esperase mucho de esta película, pero me a resultado patética. Si bien no tengo ninguna pega en cuanto a actuaciones o calidad de producción (lo normal es casi cualquier producción sur coreana), el guión es un refrito de un millón. Todos y cada unos de los personajes son más planos que una plancha. A los veinte minutos ya sabía donde me había metido, pero tenía ganas de comentarla, y nunca comento si no la he visto de cabo a rabo. Y no me equivocaba. La verdad que me cuesta sentir algún tipo de apego emocional por la clase de personajes que se describen en la historia, pero es que ni la trama acompaña. Demasiada sensiblería sin fundamento.
Acaso, ¿No os habéis cansado ya de tanta historia ñoña de personajes planos y pijos?. Yo si, y me va a costar mucho volver a ver un nuevo melodrama coreano o de cualquier nacionalidad. No es un divorcio, pero me voy a dar un tiempo con esta clase de comedias de mercadillo.
No me mal interpretéis, tal vez en otro momento, o hace unos años, puede que la historia me hubiese emocionado y entretenido. Pero ha sido quizá la que pone un punto y a parte con este tipo de cintas.