Una película sin duda desgarradora, hermosa, dura. Salvando las distancias, sigue un esquema similar a la magnífica Vivir de Zhang Yimou, en la descripción de la odisea de una familia por la supervivencia en tiempos convulsos, aunque en este caso el contexto histórico está menos subrayado y el verdadero motor del film es el núcleo familiar, desde el inicio con la joven pareja hasta, años después, ellos dos más sus cuatro hijas. Al principio la película avanza un poco a trompicones, acelerada y abruptamente, y me estaba costando adentrarme en ella; sin embargo, una vez que la familia está ya completa (lo cual sucede relativamente pronto), la película baja una marcha, se reposa, decelera, se toma más tiempo para describirnos la situación y pesares de los protagonistas, y es a partir de aquí cuando comienza a penetrar, a herir, a doler. Por poner otro pero, la fotografía me ha resultado inapropiada, no por falta de presupuesto si no por elecciones estéticas que me han chirriado; sin embargo, la música, las interpretaciones, la historia en sí me han resultado emocionantes.
He visto pocas películas de Vietnam, pero las pocas que he encontrado son todas pequeñas joyas.