Pues vista. Como dice anikiba, no es que precisamente recuerda a Johnnie To (o sí, porque por aquella época era otro To
).
La Cinema City, fue la productora montada por tres señores que en principio fueron actores, pero que como buenos hongkoneses hacían de todo: Karl Maka, Dean Shek (dos bufones como pocos) y Raymond Wong. Raymond Wong, tipo para todo también, pasará a la historia del cine de su país como uno de sus más grandes y prolíficos productores... hasta nuestros días (es el productor de Ip man). La Cinema City en sus años dominó con sus productos de factura occidental debidamente pincelados para el gusto de allá, y entre sus objetivos, como no podía ser menos, estaba el nuevo año chino, para el que realizaban una película sin reparar en medios, a la búsqueda de desbordar las recaudaciones de taquilla. Y eso es, precisamente, The eighth happiness, que consiguió sobradamente sus objetivos.
La fórmula, en palabras de Raymond Wong, pasaba por el único camino posible. Una producción así necesitaba unos actores del nivel más alto. Y aquí se cogieron a Chow Yun-Fat, que ya venía de su consagración definitiva con A better tomorrow (producción también de la Cinema City), a Jacky Cheung, al propio Raymond Wong (que ya que había escrito el guión pues se decidió a protagonizarla), y a un puñado de actrices importantes: Carol Cheung, Cherie Chung y Petrina Fung. Esta última había empezado con seis años en el mundo del cine y era ya poco menos que un mito nacional (en su día la llamaban la Shirley Temple de Hong Kong, y hasta nuestros días aún sigue rodando, lo cual no es extraño, puesto que anda todavía en la cincuentena... es lo que tiene empezar pronto... esta mujer ha atravesado todo el cine hongkonés de una punta a la otra o casi...).
Con todos ellos, Wong, ayudado por To (aunque realmente no pienso que aportara mucho más allá de su buen hacer), construye una comedia romántica de enredos, que cumple su objetivo con creces de entretener y que se convierte en su mayor parte en una exhibición de Chow Yun-Fat, en el papel de vividor mujeriego con un cierto toque afeminado y exagerado.
En fín, un divertimento que os hará pasar un buen rato. No es poco.