Perfect education 5
Cuando no esperas nada de una película, la sorpresa es mucho mayor, supuestamente esta película era una más de una serie de películas pseudo-eróticas, que en Japón se llaman pinkus (rosas), con la denominación común de “Perfect education”, pero no, precisamente lo único que sobra de la película, lo único que queda impostado es la parte sexual, aunque no sea vulgar, de sexualidad a la japonesa claro está, que en occidente resulta muy graciosa y poco alentadora.
El resto es la versión delicada, y elegante, de “Átame” pero con un director de cine detrás, con un director que ha bebido de autores como Jarmusch, Wenders, Kaurismaki o Antonioni,
y que ha mamado forma, líneas, desde la cuna.
Altamente recomendable, no es una obra maestra pero porque a Kobayashi no le ha dado la gana.