A estas alturas de la historia, sabemos que el tiempo acaba por poner las cosas en su sitio de las maneras más extrañas... y aún así no siempre ocurre, nos tememos... A estas alturas de la historia, digo, no sé cuanta gente sabe que el cómico más grande que ha dado el cine hongkonés es un señor llamado Michael Hui, que fue capaz incluso de batir a Bruce Lee a golpes de taquilla...
Con una carrera extraña, lo único realmente cierto es que Michael Hui siempre fue Michael Hui. Junto a sus dos hermanos (Sam, cantante de éxito tremendo y un poco bastante insoportable oído desde aquí, y Ricky, cuya comicidad ya venía determinada desde ese cierto aspecto desangelado e inmutable), empieza en la TVB con el Hui Brothers Show, para a continuación iniciar su carrera como actor de la mano de la Shaw Brothers y Li Han-Hsiang en una serie de comedias en las que empieza a demostrar que está llamado a hacerse un sitio y no pequeño en la comedia, especialmente con su interpretación de señor de la guerra de The warlords, deslumbrante.
El éxito de estas producciones le lleva a iniciar una carrera por su cuenta de la mano de la Golden Harvest, y así dirige, escribe y protagoniza (junto con sus hermanos) Games gamblers play (ambientada en el mundo del juego... tema habitual de la comedia cantonesa) y The last message, que obtienen un éxito rotundo, que prefigurarán The private eyes, verdadera obra fundacional de su cine, en la que el humor hablado y desbordante de la colonia se da la mano con el visual del francés Jacques Tati, para obtener una película que marcará una época y consagrará a Michael Hui como el más grande, el único, lugar que confirmará con The contract (ambientado en el mundo del espectáculo que tan bien conocen) y la obra definitiva, Security unlimited, que le reporta el premio al mejor actor en los Hong Kong Film Awards, y se convierte en la película más taquillera del cine hongkonés...
Hui se impone definitivamente con la quintaesencia de su personaje, un tipo sin demasiados escrúpulos, al que las circunstancias siempre acaban por superarle, dejando al descubierto una cierta fragilidad, que hace incluso nos de pena y que nos pongamos de su lado... Si Tati realiza un humor basado en la ironía del progreso y la tecnología, desde ese cartero obsesionado por los métodos americanos de Día de fiesta hasta las ultramodernidades de Playtime, Hui toma como punto de partida un humor basado en la ironía de los géneros, y son los personajes los que con su manera de ser crean esa demolición de los códigos sociales... ya sean jugadores, detectives privados, policías, músicos o cocineros, sus microcosmos acaban por convertirse en ejemplares.
Security unlimited marcará la separación de los hermanos (aunque Ricky trabajará habitualmente en las películas de o con Michael), con la partida de Sam Hui a Cinema City para protagonizar unas comedias que poco tienen que ver con su obra anterior, las películas de la serie Aces go places, mezcla de unión y acción a lo James Bond. Desafortunadamente, lo que no cambió es su manía de amenizar las películas con su música.
Michael Hui decide entonces probar nuevas cosas, y pasa a escribir y producir The trail, una película de Ronnie Yu que poco tenía que ver con el resto de su obra... Habrá que esperar a Teppanyaki para volverle a ver desarrollando su particular sentido del humor, en la que quizás es su obra más personal, desmadrada y desatada.
A partir de ese momento, nuestro hombre se dedica más a escribir y protagonizar, dejando la dirección en otras manos (mucho más mediocres, en ocasiones, otras artesanos del género, como Crifton Ko), lo cual produce siempre obras de una comicidad desatada, como Chicken with duck talk, en el que realiza su particular visión de los restaurantes de comida rápida, de nuevo con su hermano Ricky, o Hero of beggars, con su interpretación de un mendigo (años antes que Stephen Chow, que le debe más de una cosa y de dos), aunque aún realiza dos películas más, Happy Din Don y The magic touch, esta última más conseguida, en el papel de un adivino sometido a una inspección de hacienda...
Vueltas de tuerca más o menos inspiradas sobre su personaje, recreaciones de géneros, parodias,... Hui sigue desarrollando su dinámica, pero cada vez parece menos interesado por el cine, hasta que Always in my mind, de Jacob Cheung, unión del melodrama de la UFO y la comedia de nuestro hombre, pone en cierto modo punto y final a su carrera, con una película conmovedora en la que vuelve a demostrar que es el más grande, y que como buen cómico puede ser terriblemente dramático...
Pero su carrera cinematográfica aún no había acabado...
Habría que dejar pasar diez años, con alguna cosilla que mejor olvidar por medio, para el regreso como lo que realmente era ya: un mito. Fantasia, le rinde homenaje y él se deja querer con un cameo a recordar, y vuelve de manera más in extenso con Three of a kind, en la que demuestra que su comicidad sigue intacta, hasta unir sus fuerzas con Jackie Chan en Rob-B-Hood, ultima película hasta el momento y que nos deja con ganas de más, y quién sabe si un día volverle a ver dirigir, con toda la experiencia de años de cine y genialidad a sus espaldas... El cine hongkonés le necesita y nosotros como espectadores también.