Que miedo me daba ponerme a ver esta película sabiendo de las manos de donde procedían, ni más ni menos que de Shuji Terayama, del cual pude ver hace años "Pastoral", una película que nunca me atreví a recomendar a nadie, rara como ella sóla. Sin embargo, esta comienza en mi opinión mucho más interesante y se puede seguir con facilidad, al menos hasta la primera mitad. A partir de ahí, entre lo honírico, lo místico, el simbolismo, los colores, tradiciones, la muerte, todo empieza a dar vueltas y cuesta seguirle el hilo a los personajes y sus conclusiones, pero finalmente puedo decir que la disfruté bastante. No he leído "Cien años de soledad" de Márquez, pero dicen que está inspirada libremente en su novela. La película da comienzo en una diminuta aldea perdida de la mano de Dios en supuestamente el Japón de Principios del siglo pasado. Un anciano y un niño entierran en la playa lo que parecen ser todos los relojes de la aldea con la intención de que sólo quede uno, ya que tener más de uno podría alterar la vida de sus habitantes. Por otro lado tenemos una pareja de personajes que parecen ser parientes "primos" creo recordar pero que no consiguen fornicar debido a que el padre de la muchacha le instaló a esta un cinturón de castidad de hierro que ni el herrero del pueblo consigue desabrochar. Se difunden rumores sobre la relación de ambos en la aldea que hacen la vida imposible de ambos y poco a poco empezamos a conocer a más personajes de lo más peculiares. Me encantó la interpretación de uno de mis actores Japoneses preferidos; Tsutomo Yamazaki, aunque el resto del elenco también realizan un estupendo trabajo. Al igual que Pastoral es una película que no voy a recomendar más que a quien tenga el interés de disfrutar de una historia elocuente y que requiera de todos tus sentidos. Desde luego no es de esas de "para pasar el rato".