¿A qué se deberá que una extraordinaria película como esta, que está perfectamente a la altura de los clásicos mundiales del fantástico de su época, solo lleve 25 descargas en 5 años?
¿Al enorme poder de atracción del cine japonés de la época, que con su pléyade de talentos atrae toda la luz de la atención dejando en sombras el resto de filmografías asiáticas? ¿A la falta de estudios críticos accesibles? ¿A la falta de estudios de los críticos? ¿A algún misterioso tipo de conductismo psicológico que encamina a los aficionados al cine asiático a todas partes menos al Hong Kong clásico?
Sea lo que sea, es tremendamente injusto: esta película es simplemente intachable. En primer lugar, se basa en un material literario de primera, nada menos que Pu Songling y sus Cuentos Fantásticos, admirados entre otros por Kafka y Borges, y que han sido adaptados al cine en varias ocasiones (King Hu y A Chinese Ghost Story, que se basa en el mismo relato que esta The Enchanting Schadow). En segundo lugar, está deliciosamente fotografiada, decorada, montada, musicada, actuada y escrita. Y en último lugar, está dirigida por alguien con un talento descomunal. Hasta donde se, Li Han-Hsiang se dedicaba hasta esta película a los dramas históricos y a la ópera Huangmei; algo se nota en la facilidad con que crea algo tan fundamental para un fantástico como la atmósfera, con esos desplazamientos magistrales, antológicos del protagonista entre las ruinas del templo, o esos cambios tonales en la fotografía en función de la intensidad sobrenatural del momento. También pesa su experiencia anterior en el primer encuentro entre el estudiante viajero y la bella fantasma, delicada filigrana poético-musical-visual que servirá además de leit-motiv de su posterior relación. Punto y aparte es la gradación cinematográfica de las entradas en escena de la aparecida, cuya planificación está puesta siempre en consonancia con el momento de su relación con el estudiante. En fin, no quiero dejar sin notar esos travellings del bosque en la parte final de la película, anticipando la amenaza invisible que se cierne sobre el protagonista.
Pura delicia visual y cinematográfica (y hasta auditiva, con ese omnipresente theremin), esta película merece sobradamente el ascenso desde los sótanos de Allzine hasta sus salones principales. ¡No la dejéis pasar!